¡Oh, gloriosa santa Elena,
madre
amantísima del gran Constantino,
emperador romano,
vos que, siendo hija del rey y reina,
al
monte Olivete fuiste,
por vuestro entrañable amor hacia el divino
Jesús.
Yo quiero vuestra poderosa intercesión
para conseguir lo que
deseo.
Estos tres clavos de Nuestro Señor Jesucristo,
imitación de los que
vos poseísteis,
dispongo de ellos en la forma que vos hicisteis:
Uno lo
doy a tu hijo,
el gran Constantino,
por lo cual queda en vuestra bendita
imagen;
otro lo tiro al agua,
como vos lo tirasteis al mar
para la
salvación de los navegantes.
Y el otro lo clavó en este objeto dedicado a...
para que se clave en su corazón,
a fin de que no pueda
comer,
ni en cama dormir,
ni en silla sentar,
ni con mujer ni hombre
hablar,
ni tenga momento de reposo
hasta que por vuestra intercesión
se
rinda a mis plantas.
Amen.
Amen.
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