¡Oh Corazón
de María,
Madre de Dios y Madre nuestra!
¡Corazón amabilísimo,
objeto
de las complacencias de la adorable Trinidad,
y digno de la veneración y
ternura
de los ángeles y de los hombres!
¡Corazón el más semejante al de
Jesús,
cuya imagen más perfecta sois!
Corazón lleno de bondad
y en
gran manera compasivo de nuestras miserias!
¡Ah! Hacednos sentir ahora,
¡oh Virgen piadosísima!,
la dulzura de vuestro corazón maternal
y la
fuerza de vuestra intercesión
ante el de Jesús.
Amen.
S. Cong. De
Indulgencias (1807)
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