Grande es la dicha de poder decirte
que intensas emociones,
invaden mi eterno ser,
permiten gran consejera,
que las alegrías lleguen a mí.
Cuando sea tristeza lo que llegue,
ayúdame a que no sean duraderas.
Acudo a tu presencia para que escuches
la voz de mi alma leal que
desde el fondo habla.
Enséñame el dominio de las emociones
para despojarme de investiduras,
enséñame en tu éxtasis tu faz verdadera.
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