¡Bendíceme Divino Niño Jesús!
Y ruega por mí sin cesar.
Aleja de mí el pecado hoy y en todo momento.
Si tropiezo, tiende tú mano hacia mí.
Si cien veces caigo, cien veces levántame.
Si yo te olvido, tú no te olvides de mí.
Si me dejas Divino Niño, ¿Que será de mí?
En los peligros del mundo, asísteme.
Quiero siempre vivir y morir bajo tu mano.
Quiero que mi vida te haga sonreír.
Mírame con compasión, ¡No me dejes Jesús mío!
Y, al final, recíbeme y llévame junto a Ti.
Divino Niño Jesús,
Que tu bendición nos acompañe siempre.
Amén.
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