OH, si el alma que sufre supiera cuánto Dios
la ama,
moriría de gozo y de exceso de felicidad.
Un día, conoceremos el valor del sufrimiento,
pero entonces ya no podremos sufrir.
El momento actual es nuestro.
Jesús, no me dejes sola en el sufrimiento.
Tú sabes, Señor, lo débil que soy.
Soy un abismo de miseria, soy la nada misma.
Por eso,
¿qué habría de extraño si me dejaras sola y yo cayera?
Soy una
recién nacida, Señor,
por eso no sé sostenerme por mí misma.
Sin embargo, a pesar de todo abandono,
confío,
y a pesar de mis sentimientos, confío,
y me estoy transformando completamente en la
confianza, muchas veces a pesar de lo que siento.
No disminuyas ninguna de mis aflicciones,
sólo dame fuerza para soportarlas.
Haz conmigo lo que Tú quieras, Señor,
sólo dame la gracia de poder amarte
en cada acontecimiento y circunstancia.
Señor, no disminuyas mi cáliz de amargura,
sólo dame fortaleza para que pueda beberlo
todo.
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