El Padre cuida la casa,
el Hijo cuida la
cama;
y el Espíritu Santo,
mi alma.
Señor mío Jesucristo,
Hijo de Santa María,
acompáñame esta noche
y mañana todo el día.
Jesús Nazareno,
Hijo de Santa María,
acompáñame esta noche
y mañana
todo el día.
No permitáis, gran
Señor,
que mis carnes sean
heridas,
ni mi cuerpo sea
preso,
ni mi sangre sea
vertida.
Jesucristo me
acompañe
en la rosa en que
nació;
y la hostia divina
consagrada,
en la
cruz en que murio.
Señor de los cielos,
a acostarme vengo
con mi alma en el
cuerpo,
a vos te lo entrego.
Si me durmiese,
me recordases;
si me muriese,
me velases;
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