¡Padre nuestro Jesús Nazareno!
Al considerar vuestra bondad y vuestro amor
para conmigo,
un grito de gratitud sale de más labios,
diciéndoos: ¡Jesús mío, os amo!
Por nuestro amor bajasteis a la tierra
y sufristeis dolores acerbísimos,
muriendo clavado en una cruz;
por nuestro amor os disteis, como manjar,
en el Sacramento de nuestros altares;
por nuestro amor os manifestáis en esa Imagen
bendita,
coronado de espinas, con los ojos lánguidos
y el rostro dolorido, símbolo de vuestro
sufrimiento.
¡Gracias, Señor!
Y para corresponder a tantos favores
os pido la gracia de cumplir siempre vuestra
ley santa
y de morir en vuestro amor.
Amén.
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