¡Oh santísima Virgen María,
salud de los enfermos
y
consoladora de los afligidos!,
que movida por el ruego de los pastorcitos,
obraste ya curaciones
en vuestras apariciones en Fátima,
y habéis convertido
este lugar,
santificado por vuestra presencia,
en oficina de vuestras
misericordias maternales
en favor de todos los afligidos.
A vuestro Corazón
maternal acudimos
llenos de filial confianza,
mostrando las enfermedades de
nuestras almas
y las aflicciones y dolencias todas de nuestra vida.
Echad sobre
ellas una mirada de compasión
y remediadlas con la ternura de vuestras manos,
para que así podamos serviros
y amaros con todo nuestro corazón
y con todo
nuestro ser.
0 comentarios
Publicar un comentario