A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando
a ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima! ¡oh piadosa!
¡Oh clementísima! ¡oh piadosa!
¡oh dulce Virgen María!
V. Ruega por nosotros santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las
promesas
de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
0 comentarios
Publicar un comentario