Padre Eterno,
Yo Os ofrezco el Sagrado Corazón de Jesús,
con todo Su AMOR,
todos Sus SUFRIMIENTOS
y todos Sus MERITOS.
Primero - Para expiar todos los pecados que he cometido este día y durante toda mi vida.
¡Gloria al Padre, y al Hijo ...!
Segundo - Para purificar el mal que he hecho este día
Primero - Para expiar todos los pecados que he cometido este día y durante toda mi vida.
¡Gloria al Padre, y al Hijo ...!
Segundo - Para purificar el mal que he hecho este día
y durante toda mi vida.
¡Gloria al Padre, y al Hijo ...!
Tercero - Para suplir por el bien que yo debía de haber hecho y que he omitido este día, y durante toda mi vida.
¡Gloria al Padre, y al Hijo...!
¡Gloria al Padre, y al Hijo ...!
Tercero - Para suplir por el bien que yo debía de haber hecho y que he omitido este día, y durante toda mi vida.
¡Gloria al Padre, y al Hijo...!
Una religiosa clarisa, recién muerta, se apareció a su abadesa o Madre Superiora, mientras que la abadesa rezaba por el alma de la fallecida. En ese momento, la difunta habló, diciendo: " Yo fuí admitida directamente al Cielo porque mediante esta oración que yo rezaba todas las noches, se pagaron todas mis deudas."
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