Si se dejaron hacer riegos, amarres o conjuros,
procederán a deshacerlo rociando su cuerpo
con agua bendecida, mezclada con un poco de sal bendecida, pronunciando la siguiente oración:
En nombre de Nuestro Señor Jesucristo
y por la fuerza del sacramento del bautismo,
significada en esta agua, rompo, deshago y disuelvo
toda consagración, amarre, pacto o conjuro
que permití que me hicieran
o que yo mismo haya hecho
y que esté afectando mi cuerpo, mi mente,
mis sentimientos o mi sexualidad,
y le suplico a Nuestro Señor Jesucristo que limpie
todo mi ser de la baba de Satanás
que puede estar contaminándome,
en el nombre de Dios Padre Omnipotente,
en el nombre de Dios Hijo Redentor del mundo,
en el nombre de Dios Espíritu Santo Defensor,
y por el poder de atar y desatar
que tienen la Santa Madre Iglesia Católica,
por la intercesión de la gloriosísima siempre Virgen María
y mediante el ministerio de los Santos Arcángeles
San Miguel, San Gabriel y San Rafael.
Amén.
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