En nombre de la Diosa Madre
y del Dios Padre,
en este preciso momento y lugar,
benditos sean mis pensamientos,
según su ley y voluntad divinas,
para que
sean obras de bondad y justicia.
Benditas sean mis acciones,
según su ley y voluntad
excelsas,
para obtener la virtud
de alejar de mi alrededor las malas artes
y a
los espíritus de la oscuridad.
Benditas sean mis palabras,
según su ley y voluntad
inexorables,
para que con ellas obtenga el poder
de atraer la influencia
de sus mensajeros de luz.
Y así, en nombre del poder único
que es Diosa y Dios,
yo te
exorcizo y bendigo:
(dirigiéndose al objeto que se va a bendecir)
para que seas útil y beneficioso,
portador de buena suerte,
protector y guardián
en el modo y manera
en que seas usado
y esté en ti todo lo bueno".
En el nombre de la Diosa Madre
y del Dios Padre
que así sea
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