cura nuestros males,
fortalece nuestro espíritu,
y líbranos de todo mal.
Piadosísimo confesor de Cristo,
glorioso San Roque,
otro David de la ley de gracia
por la mansedumbre y rectitud de corazón:
Nuevo Tobías en el tiernísimo afecto
para con los pobres y por la constancia
en ejercer las obras de misericordia;
cual otro Job, prodigio estupendo
de paciencia y fortaleza en los dolores y
trabajos
con que el Cielo te probó
¡Cuánto me alegro que en este mundo
orgulloso sensual y ambicioso,
aparezcas tú tan pobre, humilde y
mortificado,
distribuyendo a los pobres
tu opulentísimo patrimonio,
y mendigando el pan
hasta Roma en traje de peregrino.
Y como si nada fuera
ni las llagas y dolores que padeces,
ni el hambre que te aqueja,
ni el abandono en que te ves,
hasta no tener a veces recurso ni amparo
que el pan que te envía el Cielo
por medio de un prodigioso perro;
como si nada fuera aún
el verte encerrado en un horrible calabozo
cuatro años enteros por tu mismo tío,
que sin conocerte, te trata de espía;
te entregas generoso a los rigores
de la más asombrosa penitencia.
¡OH!, ¡Cuánto condena esa tu vida penitente,
pobre y humilde, el orgullo,
la ambición y sensualidad de la mía! ¡Ay!,
no es extraño que seas tú visitado
con indecibles favores y gracias celestiales,
al paso que yo soy castigado
de la divina justicia con razón irritada
por los vicios y pecados míos.
Pero aplácala, dulce Patrón
y abogado contra la peste,
san Roque amado,
cura nuestros males,
fortalece nuestro espíritu,
y líbranos de todo mal.
(hacer la petición)
Tú que libraste a tantas ciudades
del azote devastador,
demostrando tu bondad y poder,
libradme también a mi todos mis males.
Cúmplase en nosotros la dulce promesa
que el Cielo dejó escrita
en aquella misteriosa tabla que apareció
sobre tu glorioso cadáver.
Libranos san Roque amado,
de toda enfermedad,
libranos de los males, que acechan,
a nuestro cuerpo y a nuestra alma,
libranos de persecucion y carcel,
de nuestros enemigos,
de todos los perjuicios que nos ocasionan,
y proveenos de nuestro sustento,
como a tu fuistes provisto.
Danos valor y fortaleza para soportar
todas las pruebas que nos impone
nuestra estancia en este mundo,
para que saludables y fortalecidos,
podamos disfrutar de momentos
de alegría, paz y felicidad.
San Roque amado,
cura nuestros males,
fortalece nuestro espíritu,
y líbranos de todo mal.
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