En el suelo de nuestra habitación e incluso de la cocina, dibujaremos con polvos de talco, o bien con un yeso o tiza, una cruz de cuatro brazos, y en cada uno de ellos (brazo), colocaremos una vela con los colores siguientes:
Norte: Azul Sur: Roja Este: Negra Oeste: Amarilla
En la misma cruceta de la cruz colocaremos un papel con el nombre de las dos personas a unir y seguidamente mirando al cielo, implorando ser correspondido y tras haber encendido las cuatro velas, recitaremos el siguiente sortilegio:
Cuatro brazos tiene la cruz,
como cuatro caminos tiene la vida,
Salud, dinero, Paz y Amor,
este último deseo de todo corazón,
se lo pido a San Miguel,
mi santo y señor.
Seguidamente dejaremos que las velas se quemen hasta el final tras lo cual recogeremos las cenizas y restos que queden, los guardaremos en una bolsita y pediremos por última vez al Santo Arcángel, que nos conceda los favores solicitados.
Te lo ruego San Miguel.
¡Oh, San Miguel,
siervo del Dios todopoderoso!
tú que defiendes a los cristianos
y a todos los hombres
concédeme los favores que te pido,
y consigue que
(aquí el nombre de la persona amada)
se una a mí, en cuerpo y alma,
por la gracia de Dios
Amén.
Aunque la oración sea diferente el ritual a realizar es el mismo que antiguamente se conocía como la oración de "Sarava", tan en boga durante cientos de años.
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