Esta fórmula mágica es antigua y muy eficaz.
Sitúate en una habitación, con las ventanas y puertas cerradas, y a la luz de una vela blanca encendida en la que habrás marcado con tu nombre (desde la mecha hacia la base de la vela) o el de la persona que vaya a realizar la prueba, llenarás un plato de agua (si es bendecida mucho mejor).
Después la persona mojará el dedo índice de la mano derecha en aceite de oliva, dejando caer tres gotas en el plato.
Acto seguido, y haciendo un círculo, pasarás tres veces el plato por encima de la cabeza de la persona a la que le estamos realizando la prueba, diciendo la oración siguiente:
Si estás aojado/a de la mañana,
el Dios te cure y la Diosa;
Si estás aojado/a del mediodía,
el Dios te cure y la Diosa;
Si estás aojado/a del anochecer,
el Dios te cure y la Diosa.
Si después de decir la oración, las gotas se mantienen enteras sin deshacerse, la persona no tiene mal de ojo.
Pero si por el contrario las gotas se extienden formando más círculos, entonces la persona sí tiene mal de ojo, y cuantos más círculos se formen, mayor es el poder del mal de ojo.
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