¡ Atiéndeme!
En mis penas y tribulaciones,
En mis penas y tribulaciones,
consuélame.
En mis peligros y adversidades,
En mis peligros y adversidades,
ayúdame.
En mis flaquezas y tentaciones,
En mis flaquezas y tentaciones,
protégeme.
En mis dolencias y enfermedades,
En mis dolencias y enfermedades,
socórreme.
Dame la salud, si me conviene;
Dame la salud, si me conviene;
y líbrame de cualquier mal del alma o cuerpo.
¡Oh benigno y compasivo hermano mío!,
¡óyeme!
En las angustias de mi pobreza,
En las angustias de mi pobreza,
confórtame.
En los quebrantos de mi infortunio,
En los quebrantos de mi infortunio,
sálvame.
En mis agobios y desalientos,
En mis agobios y desalientos,
ampárame.
Ahora y siempre con tu ejemplo,
enséñame a tomar cada día mi cruz;
y alcánzame la gracia divina
y la gloria del cielo.
y la gloria del cielo.
Amén.
San Martín de Porres (Lima 1579-1639).
“Es un santo no para una nación,
sino para el mundo entero” (Juan XXIII).
Religioso de la orden de los dominicos, primer santo mulato de América. Hijo de padre español, que no pudo reconocerlo en un principio por pertenecer a la orden de Calatrava, y madre panameña (negra liberta). Las leyes de la época impiden que sea religioso por ser negro, y tiene que ingresar como Donado en el convento de santa María del Rosario. Su entrega a Dios, la humildad, el servicio, la obediencia y un amor sin medida, hacen que pueda consagrarse años más tarde como hermano. Aunque tuvo que soportar envidias, humillaciones e incomprensión, dedicó su vida a la caridad, a curar enfermos, a socorrer a los pobres. Se le atribuye el don de la bilocación, del control sobre la naturaleza, de la sanación, de la videncia, de la ciencia infusa. Entrego su alma a Dios el 3 de noviembre de 1639. Por su celo apostólico, su virtud, su gran humildad, su entrega, sus desvelos por socorrer a enfermos y necesitados y por sus continuos milagros, el pueblo le otorgó el apelativo de Martín de la Caridad. Patrón Universal de la Paz, de la justicia social, de la discriminación racial, de los enfermos, de los animales, de los barberos, de los hortelanos, de los que trabajan con las plantas medicinales, de los peluqueros, de los barrenderos, de los porteros. Padre y protector de los pobres, de los marginados, de los humildes, de los que padecen algún sufrimiento o necesidad de orden físico o espiritual. Se le invoca para todo pues es muy milagroso.
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