¡Cristo Jesús, que nos mandaste
aprender de Tu Corazón humildad y mansedumbre!
Te doy gracias por haber
glorificado
en la Iglesia a tu humilde sierva,
Santa Maravillas de Jesús.
De
esta manera manifiestas, Señor,
que le has dado en el cielo
el premio debido a
la fidelidad
con que te sirvió en la tierra.
Haz que el ejemplo de sus virtudes
suscite en muchas almas
el deseo de seguir el verdadero Camino,
la Verdad y la
Vida que eres sólo Tú.
Dígnate concederme por su intercesión
el favor que te
pido.
Así sea.
Padrenuestro, Avemaría y
Gloria.
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