Príncipe de los Apóstoles y de la Iglesia Católica:
por aquella obediencia con que a la primera voz dejaste cuanto tenías en el mundo
para seguir a Cristo;
Por aquella fe con que creíste y confesaste
por Hijo de Dios a tu Maestro;
Por aquella humildad con que,
viéndole a tus pies, rehusaste que te los lavase;
Por aquellas lágrimas
con que amargamente lloraste tus negaciones;
Por aquella vigilancia con que cuidaste
como pastor universal
del rebaño que se te había encomendado;
Finalmente, por aquella imponderable fortaleza
con que diste por tu Redentor la vida crucificado,
te suplico, Apóstol glorioso,
por tu actual sucesor el Vicario de Cristo.
Alcánzame que imite del Señor
esas virtudes tuyas
con la victoria de todas mis pasiones;
y concédeme especialmente
(Hacer la Petición)
Te suplico también
el don del arrepentimiento para que,
purificado de toda culpa,
goce de tu amable compañía en la gloria.
Amen.
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