Benditas y
alabadas sean
las hostias de Dios consagradas,
que hoy, en
este día,
se han consumido en todos los templos!
Así se
aparten de mí las malas horas,
malos vecinos,
lenguas
murmuradoras,
los ladrones y asesinos,
los malos
ratos,
Que se aleje cualquier
desgracia,
peste o enfermedad,
que por mis
pecados
esté contra mí o de mi familia,
por la
gracia de Dios,
venga el aire y se la lleve a la región del
olvido.
Cristo
vence, Cristo reina, Cristo impera,
Cristo de
todo mal nos defienda.
Santus
Deus,
Santus
fortis,
Santus
inmortalis
miserere
nobis.
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