Con el velo de María seamos cubiertos,
ni heridos ni muertos,
ni presos ni cautivos,
de nuestros enemigos defiéndenos,
el poder de Dios nos valga,
la fuerza de la fe,
la pureza de María Santísima
Dulce Madre
no te alejes tu vista de mí
no la apartes
ven conmigo a todas partes
y solos nunca nos dejes,
y ya que nos proteges
tanto como verdadera
Madre,
haz que nos bendiga el Padre
el Hijo y el
Espíritu Santo.
Amén
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