Glorioso San Francisco de Sales,
vuestro nombre porta la dulzura del corazón
mas afligido;
vuestras obras destilan la selecta miel de la
piedad;
vuestra vida fue un continuo holocausto de
amor perfecto
lleno del verdadero gusto por las cosas
espirituales,
y del generoso abandono en la amorosa divina
voluntad.
Enséñame la humildad interior,
la dulzura de nuestro exterior,
y la imitación de todas las virtudes que has
sabido copiar
de los Corazones de Jesús y de María.
Amén
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