Oración
preparatoria
Querida Virgen de la Candelaria:
Querida Virgen de la Candelaria:
nos reunimos junto a ti.
Traemos nuestra devoción y nuestro cariño.
Acéptalo, Madre nuestra.
Déjanos contemplar tus virtudes y enséñanos a
imitarlas. Que nos parezcamos a ti cada día más,
para agradar al Señor como tú lo hiciste y
vivamos así,
en paz y alegría
y lleguemos luego a compartir contigo
la dicha eterna de la gloria.
Amén.
- Oh, Virgen de la Candelaria,
más que todas las criaturas bienaventurada:
te rogamos que hoy tu alma esté con nosotros
para tributar nuestra adoración a Dios.
Pueblo: “Dios te salve, María”.
- Exalta, tierra entera, a nuestra amadísima
Señora.
Pueblo: “Dios te salve, María”.
Apiádate, Señora, porque de cuantos en ti
confían,
tú eres el puerto de salvación.
Pueblo: “Dios te salve, María”.
- Líbranos, Señora, de todos los peligros,
sobre todo de los temporales de viento y
granizo
y de la condenación eterna.
Pueblo: “Dios te salve, María”.
- Oh, María, nuestra esperanza nuestro amparo
y nuestro auxilio, muéstranos el camino a Jesús.
Pueblo: “Dios te salve, María”.
Día
primero.
Virgen Inmaculada de la Candelaria:
tú que siendo purísima a los ojos de Dios,
quisisteis ser purificada como los pecadores
para enseñarnos la importancia de vivir en
gracia de Dios: haz que también nosotros, a imitación tuya,
procuremos dar la debida importancia
a vivir limpios a los ojos de Dios,
aunque debamos humillarnos para
reconocer nuestros pecados en la confesión.
Amén.
Día segundo.
Virgen Inmaculada de Candelaria:
Día segundo.
Virgen Inmaculada de Candelaria:
que estando llena de santidad te has
presentado
lo mismo al templo para cumplir con la Ley de
Dios:
haz que también nosotros, a imitación tuya,
lleguemos a querer nuestro templo
y considerarlo cada día más
como lugar de nuestro acercamiento a Dios.
Amén.
Día tercero.
Virgen Inmaculada de Candelaria:
Tú que no dudaste en poner a tu hijo Jesús
en las manos de Simeón,
sabiendo como rogaba en el templo
por la gracia de ver al Redentor:
haz que también nosotros suspiremos
por tener a Cristo en nuestro corazón
y así tu puedas entregarlo a Dios.
Virgen Inmaculada de Candelaria:
Tú que no dudaste en poner a tu hijo Jesús
en las manos de Simeón,
sabiendo como rogaba en el templo
por la gracia de ver al Redentor:
haz que también nosotros suspiremos
por tener a Cristo en nuestro corazón
y así tu puedas entregarlo a Dios.
Así sea.
Día cuarto.
Virgen Inmaculada de la Candelaria:
.Tu que al presentar a tu hijo Jesús en el templo
Día cuarto.
Virgen Inmaculada de la Candelaria:
.Tu que al presentar a tu hijo Jesús en el templo
oíste el anuncio de tus dolores y lo
aceptaste
como la voluntad de Dios,
haz, que no seamos nosotros aquella espada
y nuestra maldad la causa de tus dolores.
Así sea.
Día quinto.
Virgen Inmaculada de Candelaria:
Día quinto.
Virgen Inmaculada de Candelaria:
Tú que ni al presentarte en el templo ni
nunca después pregonaste tu condición de Madre de Dios
para demostrar la importancia y valor de la
humildad,
haz que deje de importarnos el sempiterno figurar
y a ejemplo tuyo crezca en nosotros
el aprecio de la humildad.
Así sea.
Día sexto.
Oh Virgen Santísima de la Candelaria:
Día sexto.
Oh Virgen Santísima de la Candelaria:
te suplicamos que nos alcances de tu hijo
amado
Nuestro Señor Jesucristo la gracia de imitar
tus virtudes, cumplir los mandamientos y tener horror al pecado mortal. Así un
día gozaremos eternamente contigo en el cielo.
Así sea.
Día séptimo.
Santísima Virgen de la Candelaria:
Día séptimo.
Santísima Virgen de la Candelaria:
conscientes de nuestras debilidades acudimos
a ti,
para que nos alcances la gracia de Nuestro
Señor Jesucristo, de poder llevar una vida digna de nuestra vocación cristiana,
imitar tus virtudes y conseguir así el premio de la vida eterna.
Así sea.
Día octavo.
Virgen Inmaculada de la Candelaria:
Día octavo.
Virgen Inmaculada de la Candelaria:
por tu pureza virginal, tu inmaculada
concepción
y tu prerrogativa de Madre de Dios,
alcánzame de tu amado hijo, la humildad, la
serenidad,
la pureza del corazón, de cuerpo y de
espíritu,
la santa perseverancia en el bien,
el don de la oración, una santa vida y
gloriosa eternidad.
Así sea.
Día
noveno.
Virgen Inmaculada de la Candelaria;
por tu obediencia al Padre,
concientes de nuestra soberbia y orgullo,
te suplicamos nos ayudes a aceptar la
voluntad de Dios,
para que toda nuestra vida no sea otra cosa
que un renovado Si, al querer del Padre
Eterno.
Así sea
Oración
final.
Te damos gracias, Madre y Señora nuestra.
Somos tus hijos y nos ponemos en tus manos,
para que nos eduques y
logres hacer de nosotros verdaderos hijos de
Dios,
cristianos santos y alegres.
Amén.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
Santísima Virgen de la Candelaria.
Ruega por nosotros. (3 veces)
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