='' HECHIZOS, ORACIONES Y MAGIA
.


.


.






Todo pasa, Señor y además pasa muy a prisa.

Ni el mismo pecado me premite gozar,

pues pasa muy pronto

y me queda la amargura de haberte ofendido a tí

y de haberme empobrecido yo mismo.



El pecado me resta fuerzas para el bien.



Hoy vengo a pedirte perdón una vez más.

Me duele mucho ofenderte.



Propongo no pecar más y otra vez vuelvo a ofenderte.



No permitas que haga las paces con el pecado.



Concédeme la gracia de arrepentirme siempre.



Por muchas que sean mis caídas,

que cada vez me proponga no caer más.



Concédeme la gracia de levantarme si vuelvo a caer,

a pesar de mis propósitos.



Que repita con el hijo pródigo:



"Me levantaré e iré a mi Padre"...



Él ya me conoce.



Señor, que donde no llegue yo,

llegue tu misericordia infinita:

Alcánzame la gracia de tu perdón

y de tu amor para que no vuelva a pecar.



Virgen María,

ayúdame en los momentos de tentación.



Amén





Padre del cielo,

estamos preocupados por nuestros hijos.

Por la educación que debemos darles.

Nos han dicho que debemos vivir cerca de ellos y,

también, saber alejarnos a tiempo,

educarlos con fortaleza

y amarlos sin imposiciones.

Vemos que se nos escapan, Señor,

y por eso te los confiamos una vez más,

sin abdicar de nuestra misión de padres.

Nuestro amor es nuestra fuerza,

por eso nos mantenemos unidos los dos,

para que nuestros hijos vivan también unidos

y sean semejantes a nosotros.

No permitas que se desvíen.



Escucha nuestros horizontes

a fin de que sepamos darles espacio

para vivir libres.

Que por afán de ganárnoslos,

no seamos cómplices de sus debilidades.

Te lo pedimos a ti,

fuente de todo amor,

que vives y reinas por los siglos

de los siglos.

Amén







Señor Jesús:


Hoy te damos gracias

por habernos permitido

estar aún juntos

los integrantes de ésta familia.



Por habernos mostrado

el camino verdadero

para seguirte y decirte:



Sí Padre.



Por habernos manifestado

tu amor y misericordia divina,

brindándonos tus rayos de luz

que nos iluminan

guiándonos y fortaleciéndonos

a través del Espíritu Santo,

enviándonos tus sagrados

Siete dones.



Hoy nos ponemos a tu servicio

y daremos testimonio

de tu amor misericordioso,

a nuestros semejantes,

para tu Gloria Señor.



Amén.








Padre Eterno,

Yo Os ofrezco el Sagrado Corazón de Jesús,

con todo Su AMOR,

todos Sus SUFRIMIENTOS

y todos Sus MERITOS.

Primero - Para expiar todos los pecados que he cometido este día y durante toda mi vida.

¡Gloria al Padre, y al Hijo ...!

Segundo - Para purificar el mal que he hecho este día

y durante toda mi vida.

¡Gloria al Padre, y al Hijo ...!

Tercero - Para suplir por el bien que yo debía de haber hecho y que he omitido este día, y durante toda mi vida.

¡Gloria al Padre, y al Hijo...!




Una religiosa clarisa, recién muerta, se apareció a su abadesa o Madre Superiora, mientras que la abadesa rezaba por el alma de la fallecida. En ese momento, la difunta habló, diciendo: " Yo fuí admitida directamente al Cielo porque mediante esta oración que yo rezaba todas las noches, se pagaron todas mis deudas."









Oh, Señor, tú eres grande, tú eres Dios, tú eres Padre, nosotros te rogamos, por la intercesión y con la ayuda de los arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel,
que nuestros hermanos y hermanas sean liberados
del maligno que los ha esclavizado.

Oh, santos, venid todos en nuestra ayuda.

De la angustia, la tristeza y las obsesiones, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
Del odio, la fornicación y la envidia, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De los pensamientos de celos, de rabia y de muerte, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De todo pensamiento de suicidio y de aborto, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De toda forma de desorden en la sexualidad , nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.

De la división de la familia, de toda amistad mala:
Líbranos, oh Señor.
De toda forma de maleficio, de hechizo, de brujería y de cualquier mal oculto, nosotros te rogamos:
Líbranos, oh Señor.

Oh, Señor, que dijiste “la paz os dejo, mi paz os doy”, por la intercesión de la Virgen María concédenos ser librados de toda maldición y gozar siempre de tu paz.
Por Cristo Nuestro Señor.

 ¡Amén!






Señor nuestro Jesucristo te adoro, te alabo, te bendigo, gracias por tu infinito amor por el que te has hecho uno de nosotros naciendo de la Virgen María y por el que subiste a la Cruz para dar tu vida por nosotros.


Gracias por tu sangre preciosísima
con que nos has redimido.


Con tu sangre preciosísima brotada de tus sacratísimas sienes traspasadas por espinas: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno,
 todo poder satánico.


Con tu sangre preciosísima brotada de tu hombro y espalda llagados por la Cruz a cuestas: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno, todo poder satánico.


Con tu sangre preciosísima brotada de tu costado abierto por la lanza: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno, todo poder satánico.


Con tu sangre preciosísima brotada de tus pies y de tus manos traspasados por los clavos: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno,
todo poder satánico.


Con tu sangre preciosísima brotada de todo tu cuerpo llagado por los azotes: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno, todo poder satánico.



Tres veces Gloria

Amén, Amén, Amén.







Padre misericordioso, en unión con la Iglesia Triunfante en el cielo, te suplico tengas piedad de las almas del Purgatorio. Recuerda tu eterno amor por ellas y muéstrales los infinitos méritos de tu amado Hijo. Dígnate librarles de penas y dolores para que pronto gocen de paz y felicidad. Dios, Padre celestial, te doy gracias por el don de perseverancia que has concedido a las almas de los fieles difuntos.
Amable Salvador, Jesucristo. Eres el Rey de reyes en el país de la dicha. Te pido que por tu misericordia oigas mi oración y liberes las almas del Purgatorio, en particular, a _________

LLévalas de la prisión de las tinieblas a la luz y libertad de los hijos de Dios en el Reino de tu gloria. Amable Salvador, te doy gracias por haber redimido las pobres almas con tu preciosísima Sangre, salvándolas de la muerte eterna.
Dios Espíritu Santo, enciende en mí el fuego de tu divino amor. Aviva mi fe y confianza, acepta benignamente las oraciones que te ofrezco por las almas que sufren en el Purgatorio. Quiero aplicar los méritos de esta devoción en favor de toda la Iglesia Sufriente y en especial por mis difuntos padres, hermanos, hermanas, bienhechores, parientes y amigos. Atiende mi plegaria para que podamos reunirnos en el Reino de tu gloria.
Dios Espíritu Santo, te doy gracias por todos los beneficios con que has santificado, fortalecido y aliviado a estas benditas almas y en especial por consolarlas en los actuales sufrimientos con la certeza de la felicidad eterna. Que pronto se unan contigo y oigan aquellas benditas palabras que las llaman al hogar del Cielo: "¡Vengan, los Bendecidos por mi Padre! Tomen posesión del Reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo" (Mt 25, 34).

POR LOS PADRES DIFUNTOS
¡Oh Dios! Nos mandaste honrar padre y madre. Por tu misericordia, ten piedad de mi padre (madre) y no recuerdes sus pecados. Que yo pueda verlo (la) de nuevo en el gozo de eterno fulgor. Te lo pido por Cristo nuestro Señor. Amén.

LA FAMILIA
¡Oh Buen Jesús! El dolor y sufrimiento de los demás conmovía siempre tu corazón. Mira con piedad las almas de mis queridos familiares del Purgatorio. Oye mi clamor de compasión por ellos y haz que aquellos a quienes separaste de nuestros hogares y corazones disfruten pronto del descanso eterno en el hogar de tu amor en el cielo.





¡Madre del alma, celestial María!

Con toda la ternura y el amor y el deseo de mi corazón te elijo desde hoy como Reina, Señora y Madre de esta casa, con todo lo que contiene, hijos, criados, animales y cosas, y cada pieza con toda la que la llena. Toma las llaves que te entrego como a la ama y Señora, y concédeme la dicha de ser tu esclava y tu hija muy amante, que sólo quiere ser tuya y obedecerte con todo el corazón y el alma.

Concédeme, que nada haga sin consultártelo, que obre en todas las ocasiones como tu obrarías, con esa perfección de miras e intenciones sobrenaturalizándolo todo, y con una vida de amor más del cielo que de la tierra.

Así quiero santificar mis actos.

Tú, desde hoy, serás para siempre la Señora, la dueña y la Madre con nuevo título de las obras y de mis hijos, siendo yo una pobrecita, pero obediente hija, que te de gloria imitándote.

Quiero estar siempre en segundo término, Madre mía, porque tu eres la primera en mí y en cuanto me rodee.

Desde ahora hasta mi muerte, quiero vivir bajo el manto de mi dulce Madre, y ya no estaré sola ni huérfana, sino bajo tu dirección y tus miradas, María, inmolándome en tu honor.

Te amo, y te haré amar con todas mis fuerzas, y mi vida. En todas las piezas está ya colocada tu imagen sacrosanta para que las bendigas, ahuyentes del enemigo y que no permitas en ellas ninguna murmuración ni ofensa a Dios.

Impregna toda su atmósfera de pureza, Virgen Inmaculada, para que nos respire más que blancura, candor, inocencia, pudor, cruz, amor.

Acepta por adelantado las penas y alegrías que en estos cuartos tengamos.

¡Oh mi bendita y amada Madre! Que desaparezca yo con todos mis defectos, y que parezcas tú en mí, con tu dulzura, tu caridad, abnegación, paciencia, humildad, y con todas tus demás virtudes.

¡Oh mi Reina, somos tus vasallos!

! Oh mi Madre, mi amada Madre, somos tus hijos!






Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;

No nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Amén.