El mal de ojo existe en todas las culturas desde tiempos inmemoriales. ¿Qué puede haber en un tipo determinado de mirada para que sea capaz de causar daños importantes, tanto físicos como psicológicos en las personas? Cansancio, perdida de apetito, enfermedades cutáneas, angustia, sobresaltos, insomnio, pesadillas, opresión en el pecho, desgana, la sensación de que todo va mal, de que nada sale bien, de sentirse agobiado... son solo alguno de los síntomas de esta "enfermedad social". Curiosamente cuando alguien la sufre, sabe perfectamente que es un "mal de ojo" y no otra enfermedad, y también suele sospechar quien ha sido el causante...
Desde los inicios de la humanidad, los ojos han ejercido una gran fascinación, ya que se consideraban que emanaban algún tipo de poder.
Existen, incluso, representaciones antiguas donde se retrataba la presencia de Dios como un ojo rodeado de luz tal vez relacionado con los egipcios con el famoso "Ojo de Horus"
Sin embargo, la primera referencia escrita del mal de ojo se encuentra en el mundo greco-latino cuando Virgilio alude, en su Bucólica, el pastor Menalcas se extraña de que sus corderos enflaquezcan. "No es por mal de amor, sino por el mal de ojo", se lee. Sobre este tema también escribieron grandes escolásticos como Alberto Magno, Tomás de Aquino y Roger Bacon.
No es de extrañar, entonces, que la creencia del mal de ojo se haya expandido y sobrevivido a través de los siglos hasta nuestros días.
Se cree que el mal de ojo es motivado generalmente por el deseo de una persona envidiosa o celosa de causar mal en otro. Incluso, se considera que puede venir encubierto con un cumplido o una admiración. Sin embargo, no siempre el mal de ojo es voluntario o supone mala intención. Si una persona atrae, sin querer, energías negativas puede causar, con el simple hecho de tocar a otra, un aojamiento.
Los efectos físicos del mal de ojo suelen ser:
Se cree que el mal de ojo es motivado generalmente por el deseo de una persona envidiosa o celosa de causar mal en otro. Incluso, se considera que puede venir encubierto con un cumplido o una admiración. Sin embargo, no siempre el mal de ojo es voluntario o supone mala intención. Si una persona atrae, sin querer, energías negativas puede causar, con el simple hecho de tocar a otra, un aojamiento.
Los efectos físicos del mal de ojo suelen ser:
Cansancio
Tristeza continuada
Náuseas
Desgano o debilidad física
Sensación de malestar
Insomnio
Descontrol emocional
Enflaquecimiento
Fiebre (en algunos casos)
Perdida de apetito
Tristeza continuada
Náuseas
Desgano o debilidad física
Sensación de malestar
Insomnio
Descontrol emocional
Enflaquecimiento
Fiebre (en algunos casos)
Perdida de apetito
Pesadillas
Ahogos y opresión en el pecho
Es importante observar que el mal de ojo afecta mayormente a los niños que causan admiración por verse muy sanos y hermosos. Al ser ojeados, se van debilitando y consumiendo, estropeando su magnífico aspecto, al tiempo que les hace insomnes, llorones, tristes y sin ganas de jugar.
Se cree que el mal de ojo no sólo puede afectar a los seres humanos sino también a los animales, plantas y hasta lugar (casa, barcos entre otros) Puede, igualmente, causar cambios repentinos de fortuna o negocios que de pronto dejan de funcionar.
Rituales y amuletos de protección
Se cree que el mal de ojo no sólo puede afectar a los seres humanos sino también a los animales, plantas y hasta lugar (casa, barcos entre otros) Puede, igualmente, causar cambios repentinos de fortuna o negocios que de pronto dejan de funcionar.
Rituales y amuletos de protección
contra el mal de ojo
Colocar una cinta o hilo de color rojo alrededor de la muñeca de la mano derecha o el pie derecho a un niño recién nacido o de meses. Es importante que la cinta no apriete al bebé.
Colocar fragmentos del cordón umbilical del recién nacido en una bolsita y ponerlo en la cuna o ropa del bebé. Ésta ha sido una práctica muy extendida en España a comienzos del siglo XX.
Usar medallas religiosas siendo las más efectivas para la protección contra el mal de ojos las cruces de Caravaca.
Confeccionar bolsita mágica contra el mal de ojo. Se requiere cortar tres cruces de la misma tela con que se confecciona la bolsa, un trozo de cirio pascual, un diente de ajo, anís estrellado, incienso, «ajo macho» y anís verde. Luego de agregar todos estos elementos a la bolsita, ésta se amarra y se coloca dentro del vestido de la persona con el fin de protegerse.
Realizar una mezcla de laurel y pimiento picante. Para ello, se debe pulverizar bien las plantas y mezclar en igual proporción. Posteriormente, agregar unos granos de sal y colocar esta preparación en la frente del niño en forma de cruz.
Poner encima de un trozo de tela de color violeta tres clavos, una pluma de ave pequeña, tres granos de pimienta negra y un poquitín de menta. Luego, doblar de forma tal que la tela quede como si fuera una pequeña bolsita y atar con una cinta de color blanco donde se debe escribir el nombre de la persona que desea ser protegida del mal de ojo. Dejar la bolsita una noche al sereno. Es muy importante que la luna esté en fase creciente o llena, nunca en fase menguante. Poner la bolsita debajo de la almohada o en el colchón. Dormir con el amuleto tres noches consecutivas. Su duración aproximada es de dos a tres meses. Pasado es tiempo, quemar y enterrar las cenizas en el campo o en una maceta.
Se pueden usar una gran cantidad de sustancias vegetales para defenderse contra el mal de ojo con las que se confeccionar inciensos, talismanes o simplemente se llevan encima:
Abedul: En Rusia se atan lazos rojos a los troncos de los abedules para deshacerse de aojamientos.
Agrimonia: Cortar una ramita de agrimonia de unos centímetros y quítele la corteza.
Ajo: Confeccionar una bolsita de tela blanca en la que guardará una cabeza de ajo, perejil, hierbabuena e incienso. Deberá cerrarla con un cordon blanco después de recitar: «Líbrame de mis enemigos que me quieren mal».
Anís: Se llevan sus hojas encima o se echa en el baño una infusión de anís y laurel.
Laurel: Hojas de laurel mojadas en agua bendita se introducen en bolsitas amarillas cosidas con hilo rojo.
Lavanda: Se echa en el baño para deshacerse de influencias del mal de ojo.
Ruda: Se acostumbra llevar tres hojas de ruda en la cartera y guardar una pequeña cantidad en una bolsa roja.
Al igual que en el caso de las sustancias vegetales, también existen minerales que sirven como soportes de talismanes contra el aojamiento:
Ágata: Especialmente apreciada en Italia por su capacidad protectora frente a la envidia y el aojamiento.
Alumbre: Se lleva en placas para preservarse del mal de ojo. Los magos musulmanes y judíos de Marruecos la mezclan con sal.
Amatista: Para el naturalista romano Plinio, era uno de los mejores remedios contra el aojamiento.
Hierro y plata: Son materiales que se unen al simbolismo de la tijera que «corta» las influencias negativas.
Jaspe rojo: Los magos suelen llevarlo encima para protegerse del poder de sus rivales. Hoy aún se utiliza.
Malaquita Especialmente indicada para los niños.
Cómo saber si sé es víctima del mal de ojo?
Para saber si se está sufriendo del mal de ojo, es necesario realizar las siguientes acciones:
Procurar una habitación donde se pueda estar tranquilo y no haya interrupciones de otras personas. Colocar un plato y partir dos limones en cuatro partes, haciendo una cruz (sin que se desgaje). Echar tres cucharadas de azúcar en cada uno de los limones y colocar el plato con éstos debajo de la cama, durante tres días, cuando se duerme. Transcurrido este tiempo, mirar los limones. Si los limones se han puesto negros, sé es víctima del «Mal de ojo». Si los limones han adquirido un color verdusco, se está libre de su influencia.
Otro método popular para saber si se está ojeado es la prueba del agua y el aceite. Básicamente consiste en preparar un bol o recipiente con agua y un vasito con aceite . La persona que piensa que puede estar ajeada debe introducir sus dedos índice y corazón en el aceite y dejarlos gotear sobre el agua. Si la prueba se realiza para otra persona puede utilizarse una prenda (o incluso un mechón de cabellos) que haya estado en contacto con la hipotética víctima. Si se estuviera ojeada se cree que el aceite se dispersará en una enorme cantidad de gotitas o incluso se hundirá en el agua.
Cómo limpiarse de las influencias del mal de ojo?
Echar vinagre y sal gorda en un cubo lleno de agua. Fregar los rincones de la casa, comenzando desde el lugar más alejado de la puerta de entrada y acabando por ésta. Al llegar a la entrada, hacer la señal de la cruz. Luego, ir a una iglesia, echar agua bendita por la cabeza y pronunciar estas palabras: «Que la mala energía que mi cuerpo físico ha acumulado desaparezca.»
Si no se es creyente, se deberá acudir a algún sitio cercano a un riachuelo o manantial y echarse agua por la cabeza pronunciando las mismas palabras. Después, se debe encender una vela -en la iglesia o en el riachuelo- y dejar que se consuma. Buscar una piedra que pueda convertirse en una especie de amuleto protector. Colocarlo cerca de donde se duerme, ya que ésta absorberá las malas vibraciones.
Entrar en una habitación donde se pueda estar tranquilo y donde nadie interrumpa. Abrir las ventanas al menos durante tres minutos. Cerrar y quemar incienso. Colocar una fotografía de la persona que supuestamente tiene «mal de ojo». Encender la vela y pronunciar estas palabras: «Nadie podrá contra mí -o contra la persona a la que desees quitar el «mal de ojo»-. Mi poder es superior al tuyo. Te venceré siempre que desees hacerme algún mal, Porque yo estoy con el bien, con la fuerza, con la luz.» Dejar que la vela se consuma.
Elegir una habitación donde nadie interrumpa. Abrir las ventanas durante diez minutos; cerrar y echar agua bendita por los rincones. Después se debe rezar una oración y quemar incienso o romero. A continuación, la persona debe desnudarse y pasar un huevo por todo el cuerpo, desde la planta de los pies hasta la cabeza, como si fuera una pastilla de jabón. Después, debe cascar el huevo y echarlo (sin la cáscara) en un vaso con agua durante dos horas como mínimo. Mirar que figura forma el huevo en el vaso. Dejar que el viento se lleve las cenizas del incienso. Arrojar al retrete o a un curso de agua el huevo pronunciando estas palabras: «Que se lleve todo el mal que haya podido haber en mi cuerpo.» Realizar esta operación durante tres días consecutivos preferiblemente comenzando un martes o un viernes antes de las doce de la mañana.
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