(Festividad 2 de Febrero)
Somos hijos de Dios
y somos hijos tuyos,
¡oh Santísima Virgen de Candelaria!,
y los buenos hijos
deben tratar con sus padres con frecuencia,
como señal de amor y de respeto,
y abrirles el corazón y comunicar con ellos
todas sus cosas en plena confianza.
Tratándose de Dios y de Ti,
¡oh dulcísima Madre!,
en esto consistiría la verdadera devoción.
María, Virgen de Candelaria,
María, Virgen de Candelaria,
eres nuestra esperanza.
Y quienes en ti confiamos
y somos verdaderamente devotos tuyos,
vemos siempre a lo lejos,
vemos siempre a lo lejos,
aun entre las agonías de la muerte,
una Madre gloriosísima que le sonríe,
y las puertas del cielo abiertas.
Amén
Tres Ave Marías a la Santísima Virgen de Candelaria
para que nos alcance con su intercesión
las tres principales virtudes:
caridad, humildad y pureza de corazón.
Dios te salve, María ... »
-Medítese y pídase ahora la gracia
que especialmente se desee conseguir.
Para el pueblo campesino la Candelaria significaba el final del invierno, el fin de las largas noches y de los días sin apenas luz, y también el comienzo del año agrícola puesto que la vida retornaba gradualmente a los campos y a los cultivos. De modo que la vela que se encendía en cada hogar para conmemorar esa fecha simbolizaba el regreso de la luz.
Su significado propiciatorio fue reconocido en toda la Cristiandad occidental, y las velas que los devotos llevaban a la iglesia para que las bendijera el sacerdote en la misa de ese día, se consideraba que adquirían poderes sobrenaturales para alejar a los malos espíritus, a las tormentas que pudieran amenazar a los sembrados y también para ayudar a cualquiera en los difíciles trances de los ritos de paso, y en la enfermedad. En algunos pueblos de la comarca de Verín (Ourense) se ponía incluso una vela en la mano de los moribundos.
La gente de las poblaciones costeras de Guipúzcoa le daba especial importancia a las candelas bendecidas ese día, sobre todo las mujeres de los pescadores, que solían encenderlas cuando la tormenta rugía en el mar, pues se sentían angustiadas ante la posibilidad de que sus maridos lo estuvieran pasando mal en medio del temporal, y esperaban una mejoría del tiempo con el poder milagroso de esas velas.
En la víspera de la Candelaria los campesinos escoceses encendían velas en torno a un montón de centeno y paja para simbolizar la victoria del sol sobre las tinieblas del invierno. Las velas representaban el poder divino, vitalizador del sol del que dependían las cosechas. También en algunos pueblos gallegos se llevaba pan a la misa de la Candelaria.
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