Vos sois nuestra esperanza
donde todo pobre alcanza
piedad, refugio y consuelo.
Junto a Vos, querida Madre
no tenemos que temer,
pues con cuidadoso anhelo
sois puerto de Salvación.
De vuestro Hijo apartad
desde hoy sus justos enojos
y a nosotros vuelvan sus ojos
a mirarnos con piedad.
Virgen y Madre mediad,
pues sois el iris del cielo,
sois puerto de salvación
y los pecadores apelan
al abrigo de tu manto,
y con doloroso llanto
vuestra protección anhelan.
Puesto que a los pobres dais
los que piden en sus suplicas
alcanzadnos desde el cielo
bendiciones y consuelo,
para que nuestras desdichas sean menos
y nuestras fatigas escasas,
que ya estamos Madre Santa
privados de tantas cosas
que nuestros bienes no alcanzan
para para lo justo y preciso
que cuesta nuestro sustento.
Escuchad nuestra plegaria,
Virgen del Santo Cielo
y dad solución a las penas
que con tanta fe os exponemos,
y así podamos de nuevo
volver a venir a veros
y contentos daros las gracias.
0 comentarios
Publicar un comentario