San Lázaro se hizo pobre
para al Buen Dios servir,
y a la puerta de un rico hombre
limosna llegó a pedir.
Quédate ahí buen Lázaro
con tus llagas y dolores
que me quitas los sabores
y las ganas de comer.
No vengo por tus perdices
ni vengo por tus capones,
solo vengo a recoger
el pan por esos rincones.
Ya tengo perros lebreles
que lo sabrán recoger.
Saca a los perros lebreles
para a San Lázaro morder.
San Lázaro y el rico hombre
llegaron a fenecer
y en los brazos de San Lázaro
una fuente vi manar
y en la boca del rico hombre
fuego de llama infernal.
San Lázaro, en el nombre de Dios,
te pido San Lázaro bendito,
que cuando angustiado te invoque,
en mis horas de dolor
y anhelo de caridad y protección,
escúchame por favor.
Bendito San Lázaro de Bethania,
amparo y sostén de Marta y María,
a ti llamo, Oh! amado
y siempre vivo espíritu de gracia,
que con la misma Fe y amor
que Jesús llamó a la puerta del sepulcro,
de donde saliste vivo y glorioso,
después de haber estado
por espacio de tres días consecutivos,
tu cuerpo enterrado,
sin haber dado la más leve señal
de impurezas o imperfección.
Así también, yo hoy
llamo a la puerta de tú Divino Espíritu,
para que con la misma Fe
que Dios infundió en ti,
me concedas lo que te pido,
si está bien a los ojos de Dios,
(se hace la petición),
invocando para ello
el incomparable amor
con que Jesús te quiso premiar
y resignación con que supiste
soportar la vida material.
Amén.
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