Hasta el polvo la frente humillada
te brindamos tributo de amor.
Bendito Cristo que en el altar estás,
perdona nuestros pecados
te pedimos con humildad,
y danos hoy nuestro pan,
fruto de nuestra laboriosidad.
Despierta alma dormida
y oye la voz resonar
es Dios quien llama a tu puerta
ábrele de par en par.
Despierta alma dormida
y oye la voz resonar
es Dios quien llama a tu puerta
ábrele de par en par.
Mi corazón tuyo es en propiedad,
pues tu vida diste por mí,
Cordero de Dios sufriste
cuerpo y sangre en el altar,
te venero y te suplico
que ante tu Padre intercedas
para poder mi alma salvar.
Dile que aquí se encuentra
un pecador hijo suyo,
y que humillado ante ti,
solicita perdón y ayuda,
perdón para el alma suya,
y ayuda en lo material.
Agradecido este pecador queda,
por tanta compasión y bondad,
y el día del juicio final,
clemencia de Vos espera.
Amén
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