Doy
fervientes gracias a Dios
por la presencia singular de María
en esta tierra
española
donde tantos frutos ha producido.
Y quiero encomendarte,
Virgen
santísima del Pilar,
España entera,
todos y cada uno de sus hijos y pueblos,
la
Iglesia en España,
así como también los hijos
de todas las naciones hispánicas.
¡Dios te salve, María,
Madre de Cristo y de la Iglesia!
¡Dios te salve, vida,
dulzura y esperanza nuestra!
A tus cuidados confío esta tarde
las necesidades
de todas las familias de España,
las alegrías de los niños,
la ilusión de los
jóvenes,
los desvelos de los adultos,
el dolor de los enfermos
y el sereno
atardecer de los ancianos.
Te encomiendo la fidelidad y abnegación
de los
ministros de tu Hijo,
la esperanza de quienes se preparan
para ese ministerio,
la gozosa entrega de las vírgenes del claustro,
la oración y solicitud de los
religiosos y religiosas,
la vida y el empeño de cuantos trabajan
por el reino
de Cristo en estas tierras.
En tus manos pongo la fatiga y él sudor
de quienes
trabajan con las suyas;
la noble dedicación de los que transmiten su saber
y el
esfuerzo de los que aprenden;
la hermosa vocación de quienes
con su conciencia
y servicio alivian el dolor ajeno;
la tarea de quienes con su inteligencia
buscan la verdad.
En tu corazón dejo los anhelos de quienes,
mediante los
quehaceres económicos
procuran honradamente la prosperidad de sus hermanos;
de
quienes, al servicio de la verdad,
informan y forman rectamente la opinión
pública;
de cuantos, en la política, en la milicia,
en las labores sindicales o
en el servicio del orden ciudadano
prestan su colaboración honesta en favor
de
una justa, pacífica y segura convivencia.
Virgen Santa del Pilar:
aumenta
nuestra fe,
consolida nuestra esperanza,
aviva nuestra caridad.
Socorre a los
que padecen desgracias,
a los que sufren soledad,
ignorancia, hambre o falta de
trabajo.
Fortalece a los débiles en la fe.
Fomenta en los jóvenes la
disponibilidad
para una entrega plena a Dios.
Protege a España entera y a sus
pueblos,
a sus hombres y mujeres.
Y asiste maternalmente, oh María,
a cuantos
te invocan como Patrona de la Hispanidad.
Así
sea.
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