Con el dedo pulgar de la mano derecha
haz el signo de la Cruz en tu frente:
Con la Sangre Preciosa de Jesús,
sello esta sanación que Tú Padre Dios
acabas de hacer en mí,
para que no vuelvan más estos males
y espíritus a mi vida,
ni en número de uno,
ni en ningún otro número,
ni de la misma naturaleza,
ni de naturaleza parecida
Te ruego Padre Dios
que el Espíritu Santo ocupe todo mi ser
y restaure las virtudes que estos males han destruido en mí.
Desato en mi todos los dones
y frutos de Tu Santo Espíritu.
Envíame tus ángeles administradores de paz,
unidad, salud y prosperidad.
Espíritu Santo de Dios
recibe la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser,
dígnate ser en adelante mi Director,
mi Luz, mi Guía, mi Fuerza
y todo el amor de mi corazón.
Amén, amén, amén.
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