SANTORAL

miércoles, 19 de septiembre de 2012

SIETE GRACIAS QUE LA SANTÍSIMA VIRGEN CONCEDE (SANTA BRÍGIDA)


 
 
 
SIETE GRACIAS QUE LA SANTÍSIMA VIRGEN CONCEDE A LAS ALMAS QUE LE HONRAN DIARIAMENTE, MEDITANDO SUS DOLORES, CON EL REZO DE SIETE AVEMARÍAS. (SANTA BRÍGIDA).



1-Pondré paz en sus familias.

2.-Serán iluminadas en los divinos Misterios.

3.-Las consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.

4.-Les daré cuanto me pidan, con tal que no sea opuesto a la voluntad adorable de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas.

5.-Las defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y protegeré en todos los instantes de la vida.

6.-Las asistiré visiblemente: en el momento de su muerte y verán el rostro de su Madre.

7.-He conseguido de mi Divino Hijo que, cuantas propaguen esta devoción, sean trasladadas de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados y mi Hijo y Yo seremos su consolación eterna y alegría.
 
 

LOS SIETE DOLORES DE LA MADRE DE DIOS



1.- Dolor-La aflicción que causó a su tierno corazón, la profecía del anciano Simeón. (Avemaría.)

2.-La angustia que padeció su sensibilísimo corazón, en la huida y permanencia en Egipto. (Avemaría.)

3.-Las congojas que experimentó su solícito corazón, en la pérdida de su Hijo Jesús. (Avemaría.)

4.-La consternación que sintió su maternal corazón, al encontrar a su Hijo Jesús llevando la cruz a cuestas. (Avemaría.)

5.-El martirio de su generoso corazón, asistiendo a su Hijo Jesús en la agonía. (Avemaría.)

6.-La herida que sufrió su piadoso corazón, en la lanzada que abrió el costado de su Hijo Jesús. (Avemaría)

7.-El desconsuelo y desamparo que padeció su amantísimo corazón, en la sepultura de su Hijo Jesús. (Avemaría.)

Ruega por nosotros, Virgen dolorosísima, para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
 


ORACIÓN
 

Madre mía: Desde que amanece el día, bendíceme;
en lo rudo del trabajo, ayúdame;
si vacilo en mis buenas decisiones, fortaléceme;
en las tentaciones y peligros, defiéndeme;
si desfallezco, sálvame y al cielo llévame.

Amén.

 

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