Yo, pecador,
me confieso a Dios todopoderoso,
a la bienaventurada siempre Virgen María,
al bienaventurado san Miguel Arcángel,
al bienaventurado san Juan Bautista,
a los santos Apóstoles Pedro y Pablo,
a todos los santos, y a vosotros,
hermanos, que pequé gravemente
con el
pensamiento, palabra y obra;
por mi culpa, por mi culpa,
por mi gravísima culpa.
Por tanto, ruego a la bienaventurada siempre
Virgen María,
al bienaventurado san Miguel Arcángel,
al bienaventurado san Juan Bautista,
a los santos Apóstoles Pedro y Pablo,
a todos los santos, y a vosotros, hermanos,
que roguéis por mí a Dios nuestro Señor.
Amén.
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