Los gnomos juegan un papel muy importante en todas las invocaciones. Son los espíritus que nos sirven para trasmitir nuestras peticiones a aquellos a quienes las dirigimos.
Su inteligencia es tan previsora que, si juzgan no sernos conveniente lo que pedimos por redundar en perjuicio nuestro <ya sea porque pueda perturbar nuestros sentidos; ya porque, de efectuarse la aparición, pudiera sobrecogernos y ocasionar nuestra muerte u otro maligno efecto, del susto; ya, en fin, porque no fuéramos bastante discretos para reservarnos de referir la aparición maravillosa o celestial que habíamos presenciado, y al mencionar el suceso pudiera dar pábulo a que se nos conceptuara por locos, ignorantes o endemoniados (lo cual seguramente nos haría perder la estimación de muchas personas que formarían un concepto perjudicial y nos acarrearía sinnúmero de disgustos), ya por otras causas ocultas a nuestra percepción>, es el caso que a veces no se muestran propicios a secundarnos en nuestra empresa, dificultando así en absoluto el que veamos logrado nuestro intento.
Para conseguir que su influencia benéfica se
muestre hacia nosotros de un modo positivo es muy conveniente, antes de hacer
la invocación a los espíritus cuya aparición o ayuda solicitamos, dirigirnos a
los gnomos en demanda de auxilio, recitando de todo corazón la siguiente
oración:
A
vosotros acudo,
¡oh, genios admirables e incomprensibles!;
con fe ciega y
corazón humilde
me entrego a merced vuestra,
esperando que, así como dirigís
nuestros pasos y acciones desde el momento
que aparecemos en este planeta
hasta
aquel en que, terminada nuestra misión,
recogéis nuestro espíritu para
acompañarle
por los mundos siderales
al lugar que el Supremo Creador nos tiene
reservado
en sus inescrutables designios,
de igual modo me prestéis vuestra
ayuda
trasmitiendo fielmente las peticiones
que quiero hacer a los espíritus
celestes
(o infernales),
sin variar el
concepto de mis palabras o intenciones.
Observar bien la pureza de mis
sentimientos,
mi gran deseo y mi confianza, mi discreción y reserva; apreciad
todas las cualidades que poseo
y no reparéis en aquellos defectos
que todavía
no haya desechado,
no lo hagáis causa para no prestarme vuestra cooperación,
trabajad constantemente en perfeccionarme
de toda impureza, hacerme digno
de
los dones que la Divinidad
concede a sus elegidos
y agradecer con toda mi alma,
y durante el tiempo de mi
peregrinación por este planeta,
el favor que de vosotros reciba,
Amén.
Hecha esta invocación, que podemos llamar de
preparación, se pasara a invocar a los espíritus con quienes se quiere tratar.
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