='' HECHIZOS, ORACIONES Y MAGIA: abril 2015
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Poderoso rey de los gnomos llamado Gob,
que conoces los secretos de la tierra
que la modelas y le das forma,
cristalizando sus elementos y formando diamantes,
y que formas parte de su alma.
 
Junto a tus siervos gobiernas,
y sois señores de los tesoros de las profundidades,
de las minas de oro y de la plata,
dueños de riquezas sin fin.
 
Cono buenos trabajadores incansables,
gozáis de la buena comida
y por eso os invito a degustar
un plato delicioso que en mi casa os prepararé,
con buena cerveza de malta y una jarrita de miel.
 
A mi casa acudid a celebrar el banquete,
pues con vuestra amistad quiero contar,
que me contéis historias y podamos jugar.

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El mal de ojo existe en todas las culturas desde tiempos inmemoriales. ¿Qué puede haber en un tipo determinado de mirada para que sea capaz de causar daños importantes, tanto físicos como psicológicos en las personas? Cansancio, perdida de apetito, enfermedades cutáneas, angustia, sobresaltos, insomnio, pesadillas, opresión en el pecho, desgana, la sensación de que todo va mal, de que nada sale bien, de sentirse agobiado... son solo alguno de los síntomas de esta "enfermedad social". Curiosamente cuando alguien la sufre, sabe perfectamente que es un "mal de ojo" y no otra enfermedad, y también suele sospechar quien ha sido el causante...

Desde los inicios de la humanidad, los ojos han ejercido una gran fascinación, ya que se consideraban que emanaban algún tipo de poder.

Existen, incluso, representaciones antiguas donde se retrataba la presencia de Dios como un ojo rodeado de luz tal vez relacionado con los egipcios con el famoso "Ojo de Horus"

Sin embargo, la primera referencia escrita del mal de ojo se encuentra en el mundo greco-latino cuando Virgilio alude, en su Bucólica, el pastor Menalcas se extraña de que sus corderos enflaquezcan. "No es por mal de amor, sino por el mal de ojo", se lee. Sobre este tema también escribieron grandes escolásticos como Alberto Magno, Tomás de Aquino y Roger Bacon.


No es de extrañar, entonces, que la creencia del mal de ojo se haya expandido y sobrevivido a través de los siglos hasta nuestros días.

Se cree que el mal de ojo es motivado generalmente por el deseo de una persona envidiosa o celosa de causar mal en otro. Incluso, se considera que puede venir encubierto con un cumplido o una admiración. Sin embargo, no siempre el mal de ojo es voluntario o supone mala intención. Si una persona atrae, sin querer, energías negativas puede causar, con el simple hecho de tocar a otra, un aojamiento.

Los efectos físicos del mal de ojo suelen ser: