='' HECHIZOS, ORACIONES Y MAGIA: julio 2012
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¡Oh, excelsa y divina trinidad del Padre Creador,

del Hijo Redentor y del Espíritu Santo glorificador!

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¡Alfa y Omega! ¡OH poderoso Adonai!

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A tu bondad infinita acude

y se postra humildemente

esta criatura ...

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(has de decir aquí tu nombre y apellido),

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y de todo corazón te pide que ...

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(aquí se pronuncia el nombre y apellido

de la persona que deseamos nos ame)

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me ame siempre y se halle feliz a mi lado.

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Jahel, Ismael, Rosael,

¡oh, poderosos ángeles del Amor!,

velad por mi amado

y haced que su alma sea generosa conmigo

y que su corazón lata de amor solamente para mí.

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Jahel, Ismael, Rosael,

escuchadme y ayudadme.
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Así sea.

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¡Oh, arcángel San Miguel,

príncipe celeste, mi ángel tutelar!

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Yo te pido humildemente escuches mi voz

y pongas en mi corazón la dulce paz que ansío.

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Yo no puedo vivir con tranquilidad

y mi alma está llena de inquietud.

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Solamente puedo curar mis males

y alejar mis penas consiguiendo el amor de ...

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(aquí se pronuncia el nombre y apellido

de la persona que deseamos nos ame).
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¡Oh, arcángel San Miguel,

príncipe celeste, mi ángel tutelar,

escucha mi voz!

En nombre del Padre,

en nombre del Hijo,

y en nombre del Espíritu Santo.

Amén.

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(Por último recitarás, con toda la fe de alcanzar tus deseos,

la siguiente oración)

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In lauden et honorem Dei ae proximi utilitatém.

Dóminum hon invocáverunt illie trepidáverum timore,

ubi non érat timor.
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Amén.
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Oración para todos los días


Santiago gloriosisimo, Apóstol de Jesucristo, singular patrón de las Españas, padre de infinitos santos mártires, terror de los demonios, espanto de nuestros enemigos, a quien debemos después de Dios la fe que profesamos y que predicaste; como que la punta de tu espada la conquistó, a quien debemos tantos beneficios, y por todos estos méritos que Dios te dio te pedimos por tu intercesión el remedio de nuestras necesidades, las de la Santa Iglesia Católica, Apostólica, Romana, el acierto en el gobierno, la paz y tranquilidad en nuestro país y para todos tu divina gracia y consuelo que necesitamos, si es del agrado de la Majestad divina, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Primer día

Llamose Jacobo, celebérrimo nombre de los judíos, que se interpreta: el que ve a Dios: y le conviene, como que siempre tuvo a su Majestad en el corazón, fue uno de los de más familiaridad y confianza de Cristo. Llamábase Zebedeo que quiere decir: el que da o el que ha dado: y es cierto que nos da muchos dones, y fue dado por Dios para nuestro amparo, defensa y patrocinio.

Oración

Dios y Señor mió, que te dignaste ennoblecer a nuestro patrón con excelentes nombres de muy alta significación, para alentar nuestra confianza en nuestras necesidades y angustias que padecemos: te damos las gracias porque así elevasteis a maestro santo, y te suplicamos, mediante su intercesión, para que así vivamos en tu gracia y sea nuestro consuelo, te pedimos nos concedas la petición que hacemos si conviene a nuestro espiritual provecho. Amén.

Segundo día

Continuaba su ejercicio de pescador Santiago, en compañía de su padre, en Tiberiades. Cierto día andaba el Salvador en la ribera del mar, y mandó que con la ayuda de los Zebedeos, sacaran con trabajos las redes y llenaran ambas embarcaciones de pescados. Aquí llamó Cristo a San Pedro y a su hermano Andrés, quienes dejando las redes lo siguieron. Anduvo un poco el Divino Maestro, vio a Santiago y a su hermano Juan, llamóles y dejando peces, redes y padre siguieron a Jesús.

Oración

Misericordiosísimo Dios, que te dignaste prevenir con tu gracia a nuestro patrón Santiago, para que a tu divino llamamiento dejase todas las cosas de este mundo; te damos las gracias porque así favoreciste a nuestro santo; y te pedimos mediando su intercesión, nos asistas con tu gracia para que así dejemos las cosas que nos impiden la guarda de tus divinos preceptos; y concédenos el favor que imploramos si es de tu servicio y nuestro espiritual provecho. Amén.

Tercer día

Escogió el Soberano Maestro Jesús a Santiago para Apóstol entre, los discípulos por haber demostrado el más grande empeño en predicar la doctrina de su divino Maestro, habiendo sido uno de los más aventajados, de más confianza, familiaridad y amor. Comunicole Jesús, como a los demás Apóstoles el dón de hacer milagros; pero Santiago y su hermano se quisieron valer del poder en favor del Maestro; queriendo hacer bajar fuego del cielo, que consumiese a la ciudad de Samaria, que ingrata no dio hospedaje a Jesucristo.

Oración

Amantísimo Dios, poder y sabiduría infinita, que te dignaste no sólo de enseñar a nuestro santo Apóstol, sino aún de comunicarle familiarmente y descubrirle muchos secretos y misterios para nuestra enseñanza, y participarle vuestro poder de sanar enfermos y resucitar muertos te damos las gracias porque ensalzasteis a nuestro patrono y concédenos el consuelo que imploramos, siendo de tu servicio y nuestro provecho. Amén.

Cuarto día

Murió en una cruz Jesucristo, resucito glorioso, favoreció a sus Apóstoles, dioles soberanas facultades y sabiduría, y como a uno de ellos a Santiago el que ni llenó de privilegios, fue su ocupación el establecimiento de la Iglesia. Concurrió a la composición del credo diciendo aquel artículo, que fue: la concepción del Verbo en el purísimo vientre de Maria y su glorioso nacimiento, quedando Virgen y Madre de Dios. Concurrió a la predicación, en la que ocupó Santiago a la España.

Oración

Oh Dios mió! que ejercitasteis tu Omnipotencia en instruir Apóstoles que nos enseñaran la fe, y les diste poder para desatar las ligaduras de la culpa; te pedimos por tu intercesión que jamás nos apartemos de la creencia de los artículos que confiesa la santa Iglesia y que crezca más la devoción a Maria Santísima tu Madre Virgen nuestra abogada, a quien también suplicamos interceda, para que consigamos el beneficio que pedimos si conviene a nuestro espiritual provecho. Amén.

Quinto día

Predicó Santiago en la Judea y Samaria, según la orden que se dió a los Apóstoles, fue predicando de ciudad en ciudad la fe de Jesucristo, estableció en toda España la Religión, poniendo Obispos y confirmando a los creyentes; duró más de tres años su predicación, favoreció Maria Santísima, Madre de Dios a su tierno Apóstol, visitándole: estaba Santiago en oración con sus discípulos, se apareció sobre un pilar de jaspe sostenido de ángeles y le dijo: “En este lugar edificarás mi iglesia y mi altar”. Edificó el altar con la sagrada imagen sobre la columna, poniéndola bajo la protección de Maria Santísima. ¡Oh gloria del Santo Apóstol.

Oración

¡Oh Dios y Señor nuestro! que os dignasteis enviarnos en Santiago, un Apóstol tan celoso que nos enseñase y confirmase en la fe, que nos disteis en Maria Santísima del Pilar, un muro fuerte para nuestra defensa y amparo en nuestras angustias; suplicamos y pedimos por su intercesión nos deis el consuelo si conviene a tu mayor gloria y bien nuestro. Amén.

Sexto día

De España pasó Santiago a Jerusalén, dando cuenta de sus progresos al Príncipe de la Iglesia; alli continuó su predicación, convirtiendo a Pilato, discípulo del Mago Hermógenes; convirtiese Hermógenes, e irritados los judíos pidieron a Herodes lo condenase a muerte, lo cual se ejecutó. Conducido al suplicio, sanó a un paralítico; en este milagro convirtiese Josías; más enfurecidos los judíos pidieron la muerte de Josías, y los dos fueron degollados, en el mes, hora y día en que murió nuestro Salvador.

Oración

Dios infinitamente amoroso, que privilegiaste tanto a tu Apóstol, muriendo en el día, mes y hora en que Tú moriste. Dámoste las gracias por lo que le concediste, y te pedimos por su intercesión un corazón sencillo y no se endurezca como el de los judíos, y asimismo concédenos la fe que te pedimos. Amén.

Séptimo día

Hace Dios glorioso el sepulcro para sus fieles siervos como ha sido el de Santiago. Tiraron el sagrado cuerpo en un lugar inmundo, pero sus discípulos de noche lo recogieron y lo llevaron a Jope, puerto de mar, en donde encontraron una grande peña; ésta milagrosamente se abrió y allí enterraron el santo cuerpo, guardando la reliquia; sus discípulos edificaron un altar y allí se veneraba.

Oración

Omnipotente Dios, que concediste repetidos milagros, en honra del cuerpo de tu Apóstol; concédenos el consuelo espiritual y temporal, por lo que privilegiaste a Santiago; te suplicamos por su intercesión la merced que pedimos si nos conviene. Amén.

Octavo día

Se ha singularizado Santiago, y en especial en España; tomada ésta por los moros que vinieron con los pocos fugitivos españoles, dieron la batalla quedaron vencidos y angustiados: al siguiente día apareciese el Apóstol al Rey y le dijo: “Yo soy Santiago, a quien Dios encomendó la España; mañana seré en tu ayuda; los tuyos me verán a caballo con pendón blanco, al amanecer, y vencerás invocando el nombre de Dios y el mió”. Así se hizo y fue cumplida la victoria.

Oración

Dios infinito, Padre y Señor nuestro ahora se conoce que fue dado por Ti el Apóstol Santiago para defensa y amparo nuestro, pues ha asistido visible, armado y peleando en las batallas; te pedimos por su intercesión, que jamás prevalezca el poder del enemigo con nuestra debilidad, sino que con tu divina gracia y ayudado del patrocinio de Santiago, nos des el consuelo que te hemos implorado si es de tu agrado.

Ultimo día

Reconoció la España el beneficio, ofreciéndole su tributo anual, reconociéndole como su capitán; y son innumerables las victorias concedidas, apareciendo en muchas visible, armado y a caballo destrozando enemigos. No hay duda que es su patrón, que es su Apóstol, y los indianos sus hijos obligados al reconocimiento.

Oración

Amabilísimo Santiago, Patrón de mi alma, aplicad, os ruego, toda vuestra protección y valimiento para que el Dios de las misericordias me perdone los muchos delitos con que lo he ofendido, y me de gracia, y mis enemigos no tengan poder en mi, ni me venzan las pasiones; para que os imite en los méritos dignos de premio eterno, para que solicite la honra que vos tuvisteis de servirle en la tierra, y gozarle con vos y los demás bienaventurados en la gloria. Amén.

Oracion a Maria Santisima

Oh Maria! Hija del Eterno Padre, Madre del Eterno Hijo y Esposa del Espíritu Santo, Templo y Sagrario de la Trinidad, Virgen Inmaculada, Refugio de pecadores, recibe un tributo y obsequio a tu soberanía. Válganos también tu intercesión para alcanzar lo que te pedimos en esta novena quesea en la mayor honra y gloria de Dios.







Antes de comenzar cualquier ritual es imprescindible tomar un baño llamado de descarga o depuración. También es bueno hacerlo cuando notemos que las cosas no marchan bien, como si hubiésemos acumulado energía negativa que nos corta los caminos.

Es muy importante mantener esta regla, pues nuestro cuerpo es receptor de todos los influjos invisibles y si efectuamos un ritual sin desprendernos de ellos, nos encontramos que esa energía que pretendemos traspasar en un ritual, vendrá impregnada de cualquier disturbio. Mal para la ceremonia y peor para nosotros, pues todo acto tiene su efecto de rebote o retorno.

También es importante saber que por la misma ley de causa y efecto, todo acto queda grabado en el astral y ello puede repercutir en nosotros. Si lo que se pretende es un acto constructivo, regresará a hacia nosotros constructividad, si por el contrario hacemos algo para destruir, lógicamente recibiremos parte de esa destrucción. Así pues la decisión de cada cual hará que los actos se lleven a cabo.

Aún y siendo un acto constructivo hacia alguien, no se puede determinar a ciencia cierta si no va a repercutir negativamente en otro, es decir, si haciendo bien a uno no producimos mal a un tercero. Porque no podemos olvidar aquél dicho que reza así:

“Cuando uno se encuentra 100 dólares, significa que otro los ha perdido”. Aquí está la clave de la magia y a nosotros nos corresponde el decidir nuestras actuaciones siendo conscientes de lo que puede volver. Solo así se puede acceder a la Magia.

BAÑO DE DESCARGA

- Albahaca fresca
- Baño de agua
- Jabón de coco

Poner la albahaca fresca a macerar en agua una media hora antes de tomar el baño. Previamente se habrá deshecho con las manos frotando la hierba con nuestras manos, una contra otra (como si lavásemos la ropa).
Llevaremos al baño esta agua ya macerada y nos daremos una ducha con jabón de coco lo más puro posible.

Una vez nos hayamos enjuagado con este jabón, pasaremos a echarnos el agua de hierbas por encima, desde la cabeza hacia abajo.
Hecho esto, nos vestiremos sin secarnos, con las ropas previstas para hacer el ritual.

Este baño también puede darse sin que sea previo a un ritual. Es un buen baño de descarga y protección, muy adecuado para cualquier momento en que nos sintamos cargados o fatigados por los acontecimientos del día. Es imprescindible dárnoslo por lo menos una vez por semana.








 
Te suplicamos Oh Señor, Dios Nuestro;
que pongas la Paz del Cielo
en los corazones de los hombres,
para que puedas unir a las naciones
en una alianza inquebrantable,
en el Honor de Tu Santo Nombre.

Purifícanos con la limpieza de Tu Verdad
y guía nuestros pasos en santidad interior.

Danos concordia y paz a nosotros
y a todos los seres vivos de la tierra,
como la distes a nuestros padres cuando te suplicaron,
con fe verdadera,
dispuestos a obedecer al Santísimo y Todo poderoso.

Concede a los que nos gobiernan y nos conducen en la tierra,
un recto uso de la soberanía que les has otorgado.
Señor, haz sus criterios conformes
a lo que es bueno y agradable a Tí,
para que, utilizando con reverencia, paz y bondad
el poder que les has concedido,
puedan encontrar favor ante Tus ojos.
Solo Tú puedes hacerlo,
esto y mucho más que esto.
Gloria a Tí!
Ahora y Siempre.





Año 101.
San Clemente de Roma. Papa.













Dios te salve María
llena eres de gracia
el Señor es contigo
bendita eres entre todas la mujeres
y bendito el fruto de tu vientre Jesús.
Santa María, madre de Dios
ruega por nosotros
los pecadores
ahora y en la hora de nuestra muerte.


Amén.








Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida y dulzura y esperanza nuestra:
Dios te salve.


A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.


Ea, pues, Señora abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.


¡Oh clementísima! ¡oh piadosa!


¡oh dulce Virgen María!


V. Ruega por nosotros santa Madre de Dios.


R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas
de nuestro Señor Jesucristo.



Amén.








Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
por el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes,
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.








Señor, en el silencio de este día que nace,
vengo a pedirte paz, sabiduría y fuerza.

Hoy quiero mirar al mundo con ojos llenos de amor.
Ser paciente, comprensivo, humilde, suave y bueno.

Ver a tus hijos detrás de las apariencias,
como los ves tu mismo,
para así poder apreciar la bondad de cada uno.

Cierra mis oídos a toda murmuración.
Guarda mi lengua de toda maledicencia.
Que sólo los pensamientos que bendigan
permanezcan en mi.

Quiero ser tan bienintencionado y bueno
que todos los que se acerquen a mi
sientan tu presencia.

Revísteme de tu bondad señor
y haz que en este día yo te refleje.

Amén.





Madre Nuestra:


En tu nombre hemos unido nuestros corazones.

Queremos que presidas nuestro amor;

que defiendas, conserves y aumentes nuestra ilusión.



Quita de nuestro camino cualquier obstáculo

que haga nacer la sombra o las dudas entre los dos.

Apártanos del egoísmo que paraliza el verdadero amor.

Líbranos de la ligereza que pone en peligro

la Gracia de nuestras almas.




Haz que, abriéndonos nuestras almas,

merezcamos la maravilla

de encontrar a Dios el uno en el otro.

Haz que nuestro trabajo sea ayuda

y estímulo para lograrlos plenamente.

Conserva la salud de nuestros cuerpos.



Resuelve necesidades materiales.



Señor, que se haga tu voluntad!

Y haz que el sueño de un hogar nuevo

y de unos hijos nacidos,

y camino que nos lleve rectamente a tu Corazón.

Amén.








Te doy gracias, Dios,
por este amor que me has dado,
por esta bendición que me has regalado.



Ayúdame Señor a cuidar su corazón,
a saber corresponder lo que espera de mí,
y a mantener nuestro amor en ti.



Gracias Dios por este amor,
es más de lo que merezco,
pero lo acepto con gran ilusión...



Esta es mi oración,
de gratitud por tan gran corazón,
y esperanza de tu presencia protectora
cuidando de que este amor jamás se apague.



Gracias Dios por este amor.






Padre bueno,
Que bendijiste nuestro amor.
En este, el día de nuestro casamiento,
Ayúdanos a descubrir
Tu presencia en medio nuestro.
Enséñanos a respetarnos,
A querernos más cada día,
A valorar lo inmensamente bueno del otro,
A aceptar sus limitaciones y fallas.
Muéstranos la mejor manera de dialogar,
Ayúdanos a pedirnos perdón,
A comprender y a escuchar.

Danos fuerzas para vivir siempre unidos,
Fieles y agradecidos.
Te damos gracias por nuestros hijos,
Por los que nos has de regalar.

Y te pedimos que mantengas siempre viva
La llama de tu amor entre nosotros.
Nos ponemos en tus manos,
Señor, para caminar juntos,
vivir unidos y ser testigos de tu gran amor.

Que así sea
Todos los días de nuestra vida.
Amén.








En mi corazón, Señor,

se ha encendido el amor

por una criatura que tú conoces y amas.



Tú mismo me la has hecho encontrar

y me la has presentado.



Te doy gracias por este don

que me llena de alegría profunda,

me hace semejante a Ti, que eres amor,

y me hace comprender el valor

de la vida que me has dado.



Haz que no malgaste esta riqueza

que tú has puesto en mi corazón:

enséñame que el amor es don

y que no puede mezclarse con ningún egoísmo;

que el amor es puro

y que no puede quedar en ninguna bajeza;

que el amor es fecundo y desde hoy

debe producir un nuevo modo de vivir en los dos.



Te pido, Señor,

por quien me espera y piensa en mí;

por quien camina a mi lado;

haznos dignos el uno del otro;

que seamos ayuda y modelo.



Ayúdanos en nuestra preparación al matrimonio,

a su grandeza, a su responsabilidad,

a fin de que desde ahora nuestras almas

dominen nuestros pensamientos

y los conduzcan en el amor.









Por mucho tiempo, Santa Brígida
había deseado saber cuántos latigazos
había recibido Nuestro Señor en Su Pasión.
Cierto día se le apareció Jesucristo, diciéndole:

“Recibí en Mi Cuerpo cinco mil,
cuatrocientos ochenta latigazos; son 5.480 azotes.
Si queréis honrarlos en verdad, con alguna veneración,
decid 15 veces el Padre Nuestro;
también 15 veces el Ave María,
con las siguientes oraciones, durante un año completo.
Al terminar el año, habréis venerado
cada una de Mis Llagas”.

(Nuestro Señor mismo le dictó las oraciones a la santa.)

Primera Oración

1 Padre Nuestro...
(Padre nuestro, que estás en el Cielo,
Santificado sea Tu Nombre;
venga a nosotros Tu Reino;
hágase Tu Voluntad en la tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Amén.)

1 Ave María...
(Dios te salve María, llena eres de Gracia
el Señor es Contigo;
Bendita Tú eres entre todas las mujeres,
y Bendito es el Fruto de Tu Vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros,
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.)

¡Oh Jesucristo ¡Sois la eterna dulzura
de todos los que Os aman;
la alegría que sobrepasa todo gozo y deseo;
la salvación y esperanza de todos los pecadores.
Habéis manifestado no tener mayor deseo que el de

permanecer en medio de los hombres, en la tierra.
Los amáis hasta el punto de asumir la naturaleza humana,
en la plenitud de los tiempos, por amor a ellos.
Acordaos de todos los sufrimientos que habéis soportado desde el instante de Vuestra Concepción y especialmente durante Vuestra Sagrada Pasión; así como fue decretado
y ordenado desde toda la eternidad, según el plan divino. Acordaos, Oh Señor, que durante la última cena con Vuestros discípulos les habéis Lavado los pies; y después, les distéis Vuestro Sacratísimo Cuerpo, y Vuestra Sangre Preciosísima. Luego, confortándolos con dulzura,
les anunciasteis Vuestra próxima Pasión.
Acordaos de la tristeza y amargura que habéis experimentado en Vuestra Alma,
como Vos mismo lo afirmasteis, diciendo
”Mi Alma está triste hasta la muerte.”
Acordaos de todos los temores, las angustias
y los dolores que habéis soportado,
en Vuestro Sagrado Cuerpo,
antes del suplicio de la crucifixión.
Después de haber orado tres veces,
todo bañado de sudor sangriento,
fuisteis traicionado por Vuestro discípulo. Judas;
apresado por los habitantes de una nación
que habíais escogido y enaltecido.
Fuisteis acusado por falsos testigos
e injustamente juzgado por tres jueces;
todo lo cual sucedió en la flor de Vuestra madurez,
y en la solemne estación pascual.
Acordaos que fuisteis despojado
de Vuestra propia vestidura,
y revestido con manto de irrisión.
Os cubrieron los Ojos y la Cara infligiendo bofetadas. Después, coronándoos de espinas,
pusieron en Vuestras manos una caña.
Finalmente, fuisteis atado a la columna,
desgarrado con azotes y agobiado de oprobios y ultrajes.
En memoria de todas estas penas y dolores que habéis soportado antes de Vuestra Pasión en la Cruz
concededme antes de morir, una contrición verdadera,
una confesión sincera y completa, adecuada satisfacción;
y la remisión de todos mis pecados.
Amén.

Segunda Oración

1 Padre Nuestro...
1 Ave María...

¡Oh Jesús, la verdadera libertad de los ángeles
y paraíso de delicias! Acordaos del horror y la tristeza
con que fuisteis oprimido, cuando Vuestros enemigos
como leones furiosos, os rodearon con miles de injurias: salivazos, bofetadas, laceraciones, arañazos
y otros suplicios inauditos. Os atormentaron a su antojo.
En consideración a estos tormentos y a las palabras injuriosas, Os suplico. ¡Oh mi Salvador, y Redentor!
que me libréis de todos mis enemigos
visibles e invisibles y que bajo Vuestra protección,
hagáis que yo alcance la perfección de la salvación eterna. Amén.

Tercera Oración

1 Padre Nuestro...
1 Ave María...

¡Oh Jesús, Creador del Cielo y de la Tierra,
al que nada puede contener ni limitar!
Vos abarcáis todo; y todo es sostenido
bajo Vuestra amorosa potestad.
Acordaos del dolor muy amargo que sufristeis
cuando los judíos, con gruesos clavos cuadrados,
golpe a golpe clavaron Vuestras Sagradas Manos y Pies
a la Cruz. Y no viéndoos en un estado suficientemente lamentable para satisfacer su furor,
agrandaron Vuestras Llagas,
agregando dolor sobre dolor.
Con indescriptible crueldad.
Extendieron Vuestro Cuerpo en la Cruz.
Y con jalones y estirones violentos,
en toda dirección, dislocaron Vuestros Huesos.
¡Oh Jesús!, en memoria de este santo dolor
que habéis soportado con tanto amor en la Cruz,
Os suplico concederme la gracia de temeros y amaros. Amén.

Cuarta Oración

1 Padre Nuestro...
1 Ave María...

O Jesús, Médico Celestial! elevado en la Cruz
para curar nuestras llagas con las Vuestras!
Acordaos de las contusiones y los desfallecimientos
que habéis sufrido en todos Vuestros Miembros;
y que fueron distendidos a tal grado,
que no ha habido dolor semejante al Vuestro.
Desde la cima de la cabeza hasta la planta de los pies, ninguna parte de Vuestro Cuerpo estaba exenta
de tormentos. Sin embargo,
olvidando todos Vuestros sufrimientos,
no dejasteis de pedir por Vuestros enemigos,
a Vuestro Padre Celestial, diciéndole:
“ Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.”
Por esta inmensa misericordia, y en memoria
de estos sufrimientos, Os hago esta súplica:
conceded que el recuerdo de Vuestra muy amarga Pasión, nos alcance una perfecta contrición,
y la remisión de todos nuestros pecados.
Amén.

Quinta Oración

1 Padre Nuestro...
1 Ave María...

¡Oh Jesús!, ¡Espejo de Resplandor Eterno!
Acordaos de la tristeza aguda que habéis sentido
al contemplar con anticipación, las almas que habían
de condenarse. A la luz de Vuestra Divinidad,
habéis vislumbrado la predestinación de aquellos
que se salvarían, mediante los méritos
de Vuestra Sagrada Pasión.
Simultáneamente habéis contemplado tristemente
la inmensa multitud de réprobos que serian condenados
por sus pecados; y Os habéis quejado amargamente
de esos desesperados, perdidos y desgraciados pecadores. Por este abismo de compasión y piedad
y principalmente por la bondad que demostrasteis
hacia el buen ladrón, diciéndole:
“Hoy estarás conmigo en el Paraíso”,
hago esta súplica, Dulce Jesús.
Os pido que a la hora de mi muerte
tengáis misericordia de mí.
Amén.
Sexta Oración

1 Padre Nuestro...
1 Ave María...

¡Oh Jesús. Rey infinitamente amado y deseado!
Acordaos del dolor que habéis sufrido, cuando, desnudo
y como un crimina! común y corriente, fuisteis clavado
y elevado en la Cruz. También! fuisteis abandonado
de todos Vuestros parientes y amigos
con la excepción de Vuestra muy amada Madre.
En Vuestra agonía, Ella permaneció fiel junto a Vos;
luego, la encomendasteis a Vuestro fiel discípulo, Juan, diciendo a Maria:
“mujer, he aquí a tu hijo!” Y a Juan:
“ He aquí a tu Madre! Os suplico,
Oh mi Salvador, por la espada de dolor
que entonces traspasó el alma
de Vuestra Santísima Madre,
que tengáis compasión de mí.
Y en todas mis aflicciones y tribulaciones,
tanto corporales como espirituales,
ten piedad de mí. Asistidme en todas mis pruebas,
y especialmente en la hora de mi muerte.
Amén.

Séptima Oración

1 Padre Nuestro...
1 Ave María...

¡Oh Jesús, inagotable Fuente de compasión,
ten compasión de mí! En profundo gesto de amor,
habéis exclamado en la Cruz:
“Tengo sed”
Era sed por la salvación del género humano.
Oh mi Salvador os ruego
que inflaméis nuestros corazones
con el deseo de dirigirnos a la perfección,
en todas nuestras obras.
Extinguid en nosotros la concupiscencia carnal
y el ardor de los apetitos mundanos.
Amén.

Octava Oración

1 Padre Nuestro...
1 Ave María...

¡Oh Jesús, Dulzura de los corazones
y Deleite del espíritu!
Por el vinagre y la hiel amarga que habéis probado
en la Cruz, por amor a nosotros,
oíd nuestros ruegos.
Concedednos la gracia de recibir dignamente
Vuestro Sacratísimo Cuerpo y Sangre Preciosísima
durante nuestra vida, y también a la hora de la muerte
para servir de remedio y consuelo a nuestras almas.
Amén.

Novena Oración

1 Padre Nuestro...
1 Ave María...

¡Oh Jesús, Virtud real y gozo del alma!
Acordaos del dolor que habéis sentido,
sumergido en un océano de amargura,
al acercarse la muerte, insultado y ultrajado por los judíos. Clamasteis en alta voz que habíais sido abandonado
por Vuestro Padre Celestial, diciéndole:
“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”.
Por esta angustia, Os suplico, Oh mi Salvador,
que no me abandonéis en los terrores
y dolores de mi muerte.
Amén.

Décima Oración

1 Padre Nuestro...
1 Ave María...

¡Oh Jesús. Principio y Fin de todas las cosas.
Sois la Vida y la Virtud plena!
Acordaos que por causa nuestra fuisteis sumergido
en un abismo de penas, sufriendo dolor
desde la planta de los Pies hasta la cima de la Cabeza.
En consideración a la enormidad de Vuestras Llagas, enseñadme a guardar, por puro amor a Vos,
todos Vuestros Mandamientos;
cuyo camino de Vuestra Ley Divina es amplio y agradable para aquellos que Os aman,
Amén.

Undécima Oración

1 Padre Nuestro...
1 Ave María...

¡Oh Jesús! ¡Abismo muy profundo de Misericordia!
En memoria de las llagas que penetraron
hasta la médula de Vuestros Huesos y Entrañas,
para atraerme hacia Vos, presento esta súplica.
Yo, miserable pecador, profundamente sumergido
en mis ofensas, pido que me apartéis del pecado.
Ocultadme de Vuestro Rostro tan justamente irritado
contra mí. Escondedme en los huecos
de Vuestras Llagas hasta que Vuestra cólera
y justìsíma indignación hayan cesado.
Amén.

Duodécima Oración

1 Padre Nuestro...
1 Ave María...

¡Oh Jesús! Espejo de la Verdad,
Sello de la Unidad. y Vínculo de la Caridad!
Acordaos de la multitud de Llagas con que fuisteis herido, desde la Cabeza hasta los Pies.
Esas Llagas fueron laceradas y enrojecidas,
Oh dulce Jesús,
por la efusión de Vuestra adorable Sangre.
¡Oh, qué dolor tan grande y repleto
habéis sufrido por amor a nosotros,
en Vuestra Carne virginal! ¡Dulcísimo Jesús!
¿Qué hubo de hacer por nosotros que no habéis hecho? Nada falta. ¡Todo lo habéis cumplido!
¡Oh amable y adorable Jesús!
Por el fiel recuerdo de Vuestra Pasión,
que el Fruto meritorio de Vuestros sufrimientos
sea renovado en mi alma.
Y que en mi corazón, Vuestro Amor aumente
cada día hasta que llegue a contemplaros en la eternidad. ¡Oh Amabilísimo Jesús!
Vos sois el Tesoro de toda alegría y dicha verdadera,
que Os pido concederme en el Cielo.
Amén.

Décima-Tercera Oración

1 Padre Nuestro...
1 Ave María...

¡Oh Jesús! ¡Fuerte León, Rey inmortal e invencible!
Acordaos del inmenso dolor que habéis sufrido cuando, agotadas todas Vuestras fuerzas,
tanto morales como físicas,
inclinasteis la Cabeza y dijisteis:
“Todo está consumado”.
Por esta angustia y dolor, os suplico, Señor Jesús,
que tengáis piedad de mí en la hora de mi muerte
cuando mi mente estará tremendamente perturbada
y mi alma sumergida en angustia.
Amén.
Décima-Cuarta Oración

1 Padre Nuestro...
1 Ave María...

¡Oh Jesús! ¡Unico Hijo del Padre Celestial!
esplendor y semejanza de su Esencia!
Acordaos de la sencilla y humilde recomendación
que hicisteis de Vuestra Alma, a Vuestro Padre Eterno, diciéndole:
“¡Padre en Tus Manos encomiendo Mi Espíritu!”
Desgarrado Vuestro Cuerpo,
destrozado Vuestro Corazón,
y abiertas las Entrañas de Vuestra misericordia
para redimirnos, habéis expirado.
Por Vuestra Preciosa Muerte, Os suplico,
Oh Rey de los santos, confortadme.
Socorredme para resistir al demonio, la carne y al mundo.
A fin de que, estando muerto al mundo,
viva yo solamente para Vos.
Y a la hora de mi muerte,
recibid mi alma peregrina y desterrada que regresa a Vos. Amén.

Décima-Quinta Oración

1 Padre Nuestro...
1 Ave María...

¡Oh Jesús! ¡Verdadera y fecunda Vid!
Acordaos de la abundante efusión de Sangre
que tan generosamente habéis derramado
de Vuestro Sagrado Cuerpo.
Vuestra preciosa Sangre fue derramada
como el jugo de la uva bajo el lagar.
De Vuestro Costado perforado por un soldado,
con la lanza, ha brotado Sangre y agua,
hasta no quedar en Vuestro Cuerpo gota alguna.
Finalmente, como un haz de mirra,
elevado a lo alto de la Cruz.,
la muy fina y delicada Carne Vuestra fue destrozada;
la Substancia de Vuestro Cuerpo fue marchitada;
y disecada la médula de Vuestros Huesos.
Por esta amarga Pasión,
y por la efusión de Vuestra preciosa Sangre,
Os suplico, Oh dulcísimo Jesús,
que recibáis mi alma,
cuando yo esté sufriendo en la agonía de mi muerte.
Amén.

Conclusión

¡Oh Dulce Jesús! Herid mi corazón,
a fin de que mis lágrimas de amor y penitencia
me sirvan de pan, día y noche.
Convertidme enteramente, Oh mi Señor, a Vos.
Haced que mi corazón sea Vuestra Habitación perpetua.
Y que mi conversación Os sea agradable.
Que el fin de mi vida Os sea de tal suerte loable,
que después de mi muerte pueda merecer Vuestro Paraíso;
y alabaros para siempre en el Cielo
con todos Vuestros santos.
Amén.